Violada en la carretera. A las mujeres siempre se les dice que tengan cuidado con…

A las mujeres siempre se les dice que tengan cuidado con el coco, pero nadie les muestra cómo es el coco
Me convertí en un conducto aquella noche del 23 de noviembre de 2013. Yo era una mujer californiana de 42 años tumbada de espaldas mirando una luna casi llena en un camino de tierra a las afueras de una iglesia en algún lugar de Bolivia. Tres hombres violándome en una intersección a la sombra de un crucifijo proyectado desde la Iglesia Evangélica de Samaipata Bolivia.
Desde aquella noche he aprendido que la gente cree que la violación es sexo. Esa gente se equivoca. La violación es odio forzado en alguien por otra persona. Odio mezclándose en los líquidos de uno, entrando en lugares sin ser invitado. Aquella noche sentí que algo en mí se escapaba. La violación me reorganizó. Me convertí en un receptáculo, un conducto, una cáscara.
Estos hombres eran desconocidos que habían entrado en mi vida momentos antes. Caminaba después de medianoche desde el bar del centro hasta un Airbnb que había alquilado con unos amigos. Ahora sé lo que están diciendo. Puedo oírlo. Una mujer nunca debe caminar sola por la noche. Ahora lo sé. El mundo no es seguro para una mujer o una niña. Pero permítame preguntarle lo siguiente: ¿En qué sistema lógico se merece esto una mujer que camina sola a casa?
Oí pasos detrás de mí en una esquina frente a una iglesia. Pude ver la luz del porche de mi Airbnb. Me giré. Un hombre corría hacia mí. La capucha de la sudadera Abercrombie azul empolvado tirada sobre su cara como la parca. Eché a correr. Me golpeó, empujando mi cara contra la grava, luego contra las espinas. Sus zapatillas golpearon mi costado. Estaba de espaldas. Abrí los ojos. Los hombres se convirtieron en hombres. Eran tres.
Las luces de los coches es como terminaron. Los hombres se convirtieron en cucarachas que corrían hacia las sombras. Mi cuerpo respiró. Mi cuerpo estaba vivo. Mi cuerpo me levantó. Mi cuerpo corrió hacia la luz del porche del Airbnb y saltó su valla. Los hombres me habían robado el bolso. No tenía llave. Mi cuerpo golpeó la puerta. Mi cuerpo gritó. Mi cuerpo lo dijo. “¡Me han violado!” Una amiga abrió la puerta.
Corrí escaleras arriba, cubrí mi cuerpo con ropa. Corrí escaleras abajo. Mi amigo me dio agua. Me senté en el sofá del salón. Mi amiga salió corriendo por la puerta. Regresó minutos después. Se había ido a la esquina junto a la iglesia. Tres…